De repente da la idea de que el país en lugar de ir solventando problemas, acumula más y más. Pareciera que los mexicanos no estamos conformes con un conflicto, una polarización, una dificultad, sino que queremos otras y otras.

Por más que la 4T haya desatado toda una guerra mediática contra la “mafia del poder” y sus aliados como para equilibrar influencia y dar una imagen de paz y tranquilidad en México entre la llamada opinión pública, la sociedad civil y lo que el presidente Andrés Manuel López Obrador denominaría “el pueblo”–, en el país no se logra generar una perspectiva de  estabilización o por lo menos una tendencia que nos haga pensar que las cosas van a cambiar para bien. Aunque esa sea la esperanza.

La sociedad mexicana sigue esperando que eso suceda, para eso votó el primero de julio de 2018; 30 millones de ciudadanos, en específico, emitieron su voto hacia el actual mandatario mexicano con la idea clara de que realmente iba a efectuarse una transformación –una 4T, diría el gobierno federal. Pero pasan los meses  y los años –uno al menos—y los mexicanos no ven nada claro.